ESPIRAL Y VOLANTE
El órgano regulador se ha modificado para ajustar mejor la espiral y el volante en todas las posiciones. El nuevo mecanismo es mucho más fiable, lo que se traduce en regulaciones más precisas al tiempo que se evitan desregulaciones accidentales debidas a golpes cuando el reloj se usa en las condiciones más extremas.
RUEDA DEL CALENDARIO
Estos componentes permiten que la fecha salte cada 24 horas. La nueva versión facilita un salto más suave y preciso.
CALIBRES INTERNOS DE SEGUNDA GENERACIÓN
Los calibres internos de YEMA YEMA2000 y YEMA3000 son una evolución de nuestro primer calibre MBP1000 lanzado en 2011. Se han mejorado varios componentes para conseguir mejoras fundamentales en términos de precisión y durabilidad. Diseñados, desarrollados y ensamblados por nuestros relojeros en nuestros talleres de Morteau (Francia), nuestros calibres internos de grado estándar combinan la simplicidad y la eficiencia de fabricación ofreciendo una gran precisión y fiabilidad a un precio competitivo.
TESTS CRONOMÉTRICOS
Nuestros calibres internos de segunda generación se han sometido a numerosas pruebas de control, incluida una final realizada por el Centre Technique Horloger Français, una institución francesa independiente fundada en 1945 responsable de probar los calibres de los relojes fabricados en Francia.
La precisión se ha mejorado hasta +/-10 s/d y una tolerancia de +/-25 s/d.
DISEÑADO Y MONTADO LOCALMENTE
Nuestros calibres internos de segunda generación YEMA2000 y YEMA3000 son diseñados y ensamblados en nuestros talleres de Morteau (Francia) por nuestros relojeros, mientras que la fabricación de los componentes la llevan a cabo socios asiáticos y suizos. Este enfoque nos permite ofrecer calibres internos de calidad estándar diseñados y ensamblados por nuestros propios relojeros a precios competitivos y accesibles.
UN DINÁMICO ECOSISTEMA RELOJERO REGIONAL
Los talleres YEMA tienen su sede en Morteau, cuna de la relojería francesa, a pocos pasos de la región relojera suiza. Esta comunidad relojera transfronteriza concentrada a lo largo de las montañas del Jura se ha transformado gradualmente en un verdadero ecosistema regional reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2020.